Ponga un pato en su vida


Tras dos largas horas de discusión termina la reunión, y llegan finalmente a un consenso sobre el color, textura y ubicación de los botones, descartando nuevamente la necesidad de documentar el proyecto. Respecto del soporte a navegadores, ni siquiera se ha tratado.

Y en todas las reuniones se repite lo mismo: sientes que dedicaron demasiado tiempo a discutir trivialidades dejando pasar lo realmente importante.

Si te suena familiar, lo es. Hasta tiene un nombre. Se llama “la ley de trivialidad de Parkinson” y su explicación te va a estremecer, pero no de la forma que crees.

El inglés Cyril Northcote Parkinson publicó en 1958 su libro “La Ley de Parkinson: La búsqueda del progreso” destinado a convertirse en un best-seller, donde desnudaba en tono humorístico sus experiencias en el Servicio Civil Británico. En su tercer capítulo, relataba la historia de la reunión de un comité de finanzas con un acta de tres temas: la firma de un contrato de 10 millones de libras para construir un reactor nuclear; la propuesta para construir un estacionamiento techado para bicicletas de 350 libras para el equipo de asesores; y finalmente una propuesta de asignar 21 libras al año para la compra de bebestibles al Comité Unido de Ayuda.

  • La cifra de 10 millones de libras era demasiado grande y demasiado técnica, y se discutió en dos minutos y medio.
  • El estacionamiento techado para bicicletas era un tema comprensible para el equipo, y la cantidad estaba dentro de su experiencia de vida, así queMister Softleigh, miembro del comité, sugirió que un techo de aluminio era demasiado caro y debían usar zinc. Mister Holdfast quería acero galvanizado. Mister Daring cuestionó la necesidad de que hubiera que construir un estacionamiento con techo. Mister Holdfast no estuvo de acuerdo. La discusión se prolongó por 45 minutos, con el positivo resultado de un ahorro de 50 libras esterlinas. Los miembros del comité se sintieron muy satisfechos.
  • Entonces el mismo comité, cuyos miembros no sabían distinguir entre acero galvanizado y zinc, pero si que sabían mucho sobre café, como se preparaba, y como debía ser adquirido (si es que debía ser adquirido), se enfrascaron en una discusión de una hora y cuarto, concluyendo que debían consultar a la Secretaría para obtener mayor información, dejando la decisión para el próximo encuentro

Parkinson concluía que, dada cualquier discusión, el tiempo asignado para discutir un tema, sería siempre inversamente proporcional a su importancia, su costo y/o su complejidad. Los temas complejos siempre serán ignorados por aquellos asistentes a la reunión que no tienen idea del tema. A fin de cuentas, desde su punto de vista, los que están dedicados a esos temas ya saben lo suficiente y deben haber tomado ya las mejores decisiones. En cambio, los temas simples de los que todos saben (o creen saber), generaran el mayor intercambio de opiniones.

En la vida del programador esto es un tema conocido. En mi caso no puedo dejar de recordar las interminables horas de discusión sobre temas absolutamente intrascendentes para el funcionamiento del sitio, como la ubicación de tal botón, el color y el tipo de fuente empleada, en lugar de discutir sobre la optimización del código, la incorporación de librerías o la siempre necesaria (y universalmente inexistente) documentación. El tipo de ventas siempre pensará que tiene el conocimiento de interfaces de usuario como para decir que tal o cual botón está mal ubicado o será difícil que el cliente lo encuentre.

En todo caso, hay trucos que sirven para minimizar el efecto de esta condición inherente a la naturaleza humana a tu favor.

Jeff Atwood, de Stack Overflow, sugiere usar la estrategia del pato: agregar un elemento o una opción con el único objetivo de que te sugieran que lo saques, por estar evidentemente fuera de lugar, y así dejar tranquilos los aspectos realmente trascendentes del producto.

¿Por qué se llama la estrategia del pato? Cuenta la historia que el programador que hacia las animaciones de Battle Chess sabía de esta tendencia, así que agregó a su trabajo un pequeño detalle: un pato mascota que acompañaba todos los desplazamientos de la reina con un tan agitado como inútil batir de alas (¡Cueck!). Cuando llegó la hora de que el productor revisara las animaciones, la sentencia fue rotunda: Se ve excelente, pero hay un solo detalle. Quita el pato.

En mi último proyecto seguí el consejo. Dejé un logotipo evidentemente fuera de lugar en la esquina superior derecha, con la esperanza que disminuyera la discusión sobre la nueva tipografía o los colores usados. Resulto que sí era temporada de patos. Ese logo se ve medio raro ahí. Vamos a pedirle a diseño que haga uno nuevo.

Y sobre la documentación. Deja de seguir perdiendo tiempo en insistir en la necesidad de documentar el proyecto. Agrega a tu informe algo como la documentación del proyecto no se hará debido a la falta de tiempo. Seguro que alguien salta y dice no estoy de acuerdo. Hay que documentar esto. La documentación es importante.

Seguro te acordarás del pato.